Cultura

Uno de los temas que ha dominado la literatura antropológica y lingüística sobre el pueblo tapiete es el de su origen étnico. Hablantes de una lengua tupí-guaraní, los documentos históricos y etnográficos indican que los tapietes han mantenido contactos permanentes y han realizado intercambios con diversos grupos chaqueños, principalmente con los tobas (guaycurú), los chorotes (mataco-mataguayo) y los ava-guaraní (tupí-guaraní) (Hirsch 2006). Una interesante discusión acerca del origen de este pueblo se encuentra en los trabajos de Combès (2004; 2007; 2008) en los cuales la autora propone una reconstrucción histórica de las relaciones mantenidas por los tapietes con otros grupos indígenas del Gran Chaco. Esta situación de contacto, documentada ya en el siglo XIX, es la que ha dado origen a diferentes hipótesis acerca del origen étnico del pueblo tapiete. Se ha sugerido que los tapietes serían guaraníes que, luego de haberse separado del grupo de origen, habrían, por un lado, mantenido su lengua y, por el otro, adquirido costumbres de pueblos chaqueños, como los tobas (guaycurú) (Cardús 1896 en Schmidt 1938). En contraposición, Nordenskiöld ([1912] 1962), aunque observa la similitud lingüística con el avá-guaraní, considera que, culturalmente, los tapietes se asemejan a los chorotes y los wichís, hablantes de lenguas mataco-mataguayas. Según esta perspectiva, los tapietes serían una tribu chaqueña hablante de una lengua tupí-guaraní. Por su parte, Califano (1978) propone un origen zamuco para este pueblo, lo que implicaría que los tapietes serían un grupo zamuco guaranitizado.

Hasta mediados del siglo XX, los tapietes poseían un patrón de asentamiento nómade o semi-nómade y su sistema de subsistencia era el de cazadores-pescadores y recolectores desarrollando, además, una agricultura incipiente. De esta manera, la naturaleza proveía de todo lo necesario para la alimentación y, en consecuencia, el recurso vegetal ocupaba un espacio importante en su dieta. A principio del siglo XX, se genera una creciente usurpación del territorio tapiete por parte de los criollos, quienes instalan haciendas y puestos ganaderos en sus tierras. Esto conlleva a incrementar el conflicto con los blancos y acelera el contacto y la adquisición de nuevas prácticas culturales, entre las que se cuenta la incorporación de nuevos productos alimenticios (Carvajal 1998; Hirsch 2006). A su vez, en Argentina, comienza a haber mayores oportunidades de trabajo en los ingenios de azúcar y tabaco por lo que los tapietes comienzan a desplazarse hacia el norte de nuestro país (Hirsch 2006). Este hecho condujo a muchas etnias del chaco, y con ellas, el pueblo tapiete, a un proceso de transculturación debido al permanente contacto con la población blanca y a un cambio rápido de modo de vida.

A partir de la década de 1940 los tapiete comenzaron a establecerse en la ciudad de Tartagal, fundada oficialmente el 25 de septiembre de 1924 (Potaji 1994:15). Tartagal era un pequeño pueblo que unía Argentina con Bolivia y que comenzó a recibir criadores de ganado, establecimientos agrícolas y más adelante refinerías de gas y petróleo.

Luego de varios desplazamientos debidos a la expansión de la ciudad de Tartagal, los tapietes se ubicaron en su actual comunidad, en la cual tenían hasta la década de 1970 acceso a chacras para la siembra. En la década de 1980, se produjo, en Tartagal, la urbanización de la comunidad tapiete lo que implicó la reducción del espacio que habitaban a cinco manzanas (una de ellas para la escuela), y la asignación, a cada familia, de un lote pequeño donde construir sus casas. Posteriormente, a través de un programa del gobierno, se construyeron viviendas de material y se instaló agua corriente y electricidad. Así, Misión Los Tapietes quedó como un pequeño reducto rodeado por barrios de pobladores criollos, a sólo doce cuadras del centro de Tartagal (Hirsch, González y Ciccone 2006). En la actualidad, la gente se dedica al trabajo asalariado, los niños asisten a la escuela “12 de Octubre”, y a escuelas secundarias de la ciudad. La mayoría pertenece a la iglesia evangélica, la cual realiza numerosas actividades religiosas y cuenta con grupos de música, que incluyen coros.

Desde principios del siglo XX, numerosas familias tapiete migraron de Bolivia a la Argentina en busca de trabajo en los ingenios azucareros, aserraderos y fincas del norte argentino. Como resultado de la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-1935), familias enteras fueron trasladadas a Paraguay, donde, desde entonces, permanecen dispersos en varias comunidades del chaco paraguayo. A partir de estas migraciones, la población tapiete de Bolivia se redujo drásticamente.

El pueblo tapiete de Bolivia está formado por unas 38 familias que actualmente viven en Samuguate, una pequeña comunidad rural del Gran Chaco boliviano que se encuentra a 140 kilómetros del municipio de Villa Montes, en el departamento sureño de Tarija. Además, algunas familias residen en la comunidad de Cutaiqui, en Villamontes, y en la localidad de Crevaux, municipio de Yacuiba, donde seis hombres han formado familia con mujeres weenhayek (denominación que adoptan los wichís en ese país).

En la actualidad, los tapietes de los tres países -Argentina, Bolivia y Paraguay- mantienen fluidas relaciones a través de las cuales realizan campañas evangélicas, visitas a sus familiares y amigos, que les permiten reforzar sus vínculos transnacionales.

REFERENCIAS

Califano, M. (1978). Los tapui: Un enigma etnográfico. In C. Franciscanos (Ed.), Los Grupos Aborigenes del límite occidental del Gran Chaco. Chiriguano-Chane-Tapui. (Vol. Nº 49. Itinerario 13, pp. 169-190).

Carvajal, S. (1998). Etnohistoria y ocupación espacial del pueblo tapiete. Anales de la Reunión Anual de Etnología, La Paz.

Combès, I. (2004). Tras las huellas de los ñanaigua: de tapil, tapiete y otros salvajes en el Chaco Boliviano. Bulletin de l’Institut Français d’Études Andines, 33(002), 255-269.

Combès, I. (2007). De Sanandita al Itiyuro: los chanés, los chiriguanos (¿y los tapietes?) al sur del Pilcomayo. INDIANA, 24, 259-289.

Combès, I. (2008). Los moros pelirrojos, o la clasificación imposible. UMIFRE (Unités Mixtes des Instituts Français de Recherche à l’Etranger)(17), 15.

Hirsch, S. M. (2006). El pueblo tapiete de Argentina: historia y cultura. Instituto de Lingüística. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires.

Hirsch, S., González, H., & Ciccone, F. (2006). Lengua e identidad: ideologías lingüísticas, pérdida y revitalización de la lengua entre los tapietes. Indiana, 23, 103-122.